El ciudadano israelí Ofir Harrari, está siendo juzgado en rebeldía por los delitos de espionaje y atentado contra los intereses nacionales de Egipto. Según el hábil Fiscal que ha investigado el caso:” El agente del Mossad Ofir Harrari, dio instrucciones al jordano Ibrahim Abu-Zaid, para que creara una empresa exclusivamente dedicada a la importación de un champú unisex israelí con propiedades esterilizadoras”.
Sin embargo, ésta no es la única conjura sionista contra el espermatozoide islámico, ya que en 2010 la llamada Autoridad Palestina denunció la introducción en su territorio de un chicle afrodisíaco fabricado en laboratorios israelíes que contenía progesterona, hormona que genera el deseo sexual y previene los embarazos. No obstante, la rápida actuación palestina hizo posible la confiscación de 200 toneladas del chicle anti-islámico sólo en la ciudad Al-Khalil, con lo que evitó que las castas palestinas mantuvieran actitudes de promíscuo desenfreno sexual.
Otro caso de atentado judáico contra la salud de los mahometanos lo relata Abdelwahad Meddeb en su libro La Enfermedad del Islam. El autor, que se define como fiel musulmán, cuenta cómo fue advertido por sus amigos sobre la peligrosidad de usar un cinturón fabricado en Israel, en cuyo interior se encontraba alojado un piojo contaminante capaz de acabar con la vida de los creyentes de Alá.
Y mientras que los sionistas utilizan sus habilidades para destruir, en Arabia Saudí la reputada científica Faten Abdel-Rahman Khorshid, inspirándose en los hadices, ha descubierto la cura del cáncer y otras mortales dolencias, prescribiendo a sus pacientes un ungüento confeccionado con excrementos y orina de camello ( The Saudí Gazette)
Fuente: Minuto Digital
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